Lisa Jolly se refiere a su negocio como una droga y un deporte, a veces en la misma frase. Y se decidió a contarnos su historia que es como una novela combinada con una película de acción y comedia.
Lisa, es fundadora de The HoneyBunch Shop, no tiene tiempo para pasar tiempo en la computadora, dice groserías como un marinero y comparte sus fracasos personales y profesionales (#nofilter) a nivel social. Esta catarsis, es lo que la ha llevado a través de la montaña rusa empresarial de dos años, sonriendo en cada paso.
“Solo puedo decir que sí”, me dice Lisa a través de Skype desde la habitación de su hotel en Nueva Zelanda. Esa sencilla palabra “sí”, fue el catalizador de grandes cosas.
Encontré a Lisa al final de mi día y el inicio del de ella. 16 horas antes, en un hotel en Cambridge, me dijo “soy nueva en estas cosas de video”. Prácticamente luce su coleta alta, mejillas rosas y rebota en su asiento. Aunque es temprano y está por ser abuela, su energía es increíble.
Justo después de un mes de ventas importantes para Honeybunch por medio de un gran plan para eludir a los bancos, ella y su hija se encuentran en Nueva Zelanda de viaje haciendo la entrega de $90,000 NDZ en bombas de baño hechas a mano.
Para los que no la conocen, su idea está incompleta y roza la locura. Para el resto, está en un viaje típido.
Creando Honeybunch
Lisa ha sido independiente durante 20 años, principalmente en el comercio minorista. Comenzó su último negocio, Scent, con una inversión de $300 antes de crecer de manera significativa en un modelo de franquicia, “no tenía idea de lo que estaba haciendo" admite.
Durante el último periodo de rápido crecimiento, un cliente en China entró en su tienda con un traductor, pidiéndole que hiciera doce muestras de jabón. Lisa, de nuevo, dijo que sí. En ese momento, adquiría jabones de otro proveedor y no tenía conocimiento sobre la fabricación de jabones.
“Me subí a un avión y volé a South Island para conocer a la persona que hacia nuestro jabón. Cuando llegué, había a una mujer ahí –le habían vendido el negocio esa semana–. Entonces le dije, ¿puedes hacer este jabón? y me dijo que no. Regresé pensando “ok, tendré que hacer el jabón yo misma”. Busqué en Google y llamaré a un par de personas hippies que vivían en una casa de árbol (estoy exagerando, pero trato de darles una idea ). Les pregunté ¿pueden venir a enseñarme cómo hacer un jabón? Pagaré mil dólares si pueden venir mañana”.
Durante el fin de semana, aprendió lo básico en la creación de jabones utilizando un horno de microondas y varios vecinos los probaron. Entregó las muestras al cliente chino y sin querer entró en el negocio de la fabricación.
“Estaba en mis cuarenta años y había recibido una orden de ¡cien mil dólares! Compré ocho microondas e hice toneladas de jabón en mi cocina. Eso casi me mata físicamente. Por supuesto, lo que sucedió después (debido a que me hice dueña de cuatro tiendas y ocho franquicias) fue que me di cuenta que no tenía que comprar el jabón de un proveedor. Disfrutaba mucho haciéndolos, así que eso fue lo que hice”.
Estos microondas fueron un desastre después de la primera orden al por mayor. Así que los remplazó por cuatro asadores al aire libre y ollas gigantes.
Era como un científico loco. Así es como comencé en el negocio de jabón.
El proveedor original, sufrió pérdidas sin los pedios de Lisa. “Deberían haber dicho que sí”, le dijo a la dueña. Trató de entrenar al proveedor para ayudarle a encontrar nuevos clientes, pero el negocio continuó a la deriva. Fue entonces cuando Lisa recibió una propuesta: comprarles la fábrica de jabón.
Lisa accedió a comprarla, pidiendo un préstamo a un plazo de 15 años, con la condición de que los dueños actuales le enviaran la fábrica a Auckland y entrenaran a su personal por seis semanas. Pero pronto se topó con que tenía que meter una fábrica de 500 metros cuadrados en 90.
“En ese momento, mi equipo era básicamente Amy, que era mi asistente en la tienda minorista. Le pregunté, ya que eres eficiente midiendo las cosas, mientras yo me vuelvo loca ¿quieres ser jefe de producción?
Hay dos tipos de personas que trabajan conmigo, la primera nos dejará en un plazo de dos semanas, porque no pueden mantener la energía y la visión. No pueden ser promovidos de asistentes minoristas a jefes de producción así como así. El otro tipo, son como Amy, que pasan a ser parte de la familia y lo disfrutan”.
El negocio de fabricación prosperó únicamente con las órdenes del cliente en China. La sensación de estar apretada la recesión hicieron que Lisa vendiera su franquicia minorista para centrarse en el más lucrativo de sus negocios: la fabricación de jabón. La empresa ahora emplea a algunos de los miembros de su familia.
“Mi esposo había trabajado en el mismo lugar durante veinticinco años y se unió a mí cuando vio que el negocio estaba en crecimiento. ¿Descaradamente honesto? Mi familia nunca había apoyado el negocio, pensaban que estaba loca. Su frase era ¿por qué no te consigues un trabajo? Sin embargo, siempre están contentos de ir de vacaciones cuando hay oportunidad. Mi esposo, en particular, es un verdadero pesimista, por lo que trabajar en la fábrica era una conmoción y horror para él”.
La madre de Lisa equilibró sus ideas y energía, afrontando los aspectos más tediosos de la empresa, como los salarios y las tareas administrativas. “Era retirada y prefería jugar golf, pero lo hacía por amor”, afirma Lisa.
Build A Business Competition de Shopify
Lisa tenía la energía y el entusiasmo, saltaba de un desafío a otro. La monotonía de la fabricación la aburrió rápidamente, extrañaba las conexiones con las personas.
“Estás cubierto de cosas todo el tiempo y te ves como un trabajador de fábrica. De acuerdo, es una fábrica con estilo, pero en el fondo no soy una trabajadora de fábrica”.
Su paciencia con la fabricación disminuyó, así que comenzó a buscar un nuevo reto. Fue entonces cuando descubrió Build A Business Competition de Shopify.
“Pensé, voy a ganar esta competencia y comenzar Honeybunch, porque siempre he tenido el plan de tener una marca internacional. Incluso cuando tenía 20 años y las personas me preguntaban qué iba a hacer, yo decía que tendría algún taller en alguna parte, sería conocida internacionalmente de alguna forma. No importa cómo, voy a hacerlo, porque las personas dicen que no puedo.”
Lisa lanzó Honeybunch Shop, una tienda en línea en la que vendía sus jabones y productos de baño perfumados, como parte de la competencia a finales de 2014 y apareció en nuestro radar.
En nuestra conversación, le dije que ha alcanzado fama en todo Canadá. En ese momento, estaba gestionando al equipo social de Shopify, y vi cierto compromiso por un participante en particular. La cuenta de Twitter de Honeybunch estaba promoviendo su catálogo incansablemente. Ella mencionaba con frecuencia a los mentores de Shopify de la competencia varias veces al día. No podíamos ignórala.
Su persistencia tuvo resultados, Dymond John y Nate Holzapfel de Shark Tank, tampoco podían ignorar su avance y realizaron pedidos. Voló desde Nueva Zelanda a Utah para entregar los pedidos personalmente (por un valor de $25 NZD, envío gratis), ella y Dymond ahora son contactos en LinkedIn. No es de sorprenderse, dejarse llevar por su energía no se puede evitar.
El siguiente paso fue abrir una tienda física en Hong Kong (junto con un sitio de comercio electrónico), estaba cumpliendo su sueño de ser internacional. Había ganado mucha experiencia en el mercado chino a través de la fabricación y ventas mayoristas, así que China era el primer paso que debía dar fuera de la frontera.
Todavía había personas que le dijeron a Lisa “no, no puedes hacer eso”, lo cual, a estas alturas ha aprendido que es como un combustible. Le complace rebelarse ante esas personas que no creen en sus ideas.
El choque cultural ha sido un reto, y ha luchado con el equilibrio de ser respetuosa con los matices culturales.
La autenticidad triunfó, y la tienda de Hong Kong funcionó, pero no sin el caos que atrae Lisa a donde quiera que va: una inundación, robos, problemas de inmigración, etc.
Si algo loco sucede, me pasa a mí.
A pesar de todo, la tienda sigue en pie, igual que Lisa. Aunque ahora pasa más tiempo en el aire que en tierra.
Este año inauguró su segunda tienda en Nansh, China, tomando un préstamo de menos de la mitad de lo que necesitaba, prácticamente la construyó ella. De hecho, cuando le pregunté sobre sus herramientas de negocios favorita incluyó: un martillo y clavos; los anuncios de Facebook y los consejos de Daymond en The Power of Broke.
Éxito en Nansha, China
Honeybunch Shop se cruzó en nuestro camino una vez más, cuando Lisa comenzó a compartir el éxito de su campaña “We’ve Got Balls”. En el grupo de Facebook Grown & Sell, compartió una captura de pantalla de sus ventas en Shopify del mes:
Bueno, ahora tiene nuestra atención.
Cuando contacté a Lisa, ella y su hija se preparaban hacer un viaje en carretera y entregar las más 45,000 bombas de baño, que vendió como parte de su campaña.
A principios de este año, Lisa destacó gracias a una campaña nacional impulsada por su banco para pequeñas empresas, por su larga duración con el prestamista. Meses después el equipo del banco puso sus finanzas bajo la lupa. El trato impersonal la llevó a tomar el asunto por su propia cuenta. Así que se interesó en el concepto de crowdfunding, y lo tomó añadiendo su estilo, por supuesto.
En marzo, anunció en Facebook que iba a pagar su deuda bancaria mediante la venta de bombas de baño (vendía 75,000 a solo $2 cada una) y que las entregaría personalmente por todo el país. El mensaje decía: “No queremos gastar nuestra impresionante energía saltando a través de los aros de los bancos. Queremos ser autosuficientes”.
Básicamente, la publicación en Facebook solo era una queja. Considero que uno de los puntos fuertes para ser capaz de entablar relación con los clientes es ser honesto. No tengo miedo de decir 'no tenemos dinero' cuando es verdad. Pero también soy una persona que celebra cualquier cosa que sea exitosa. La gente parece conectar con eso y conmigo”.
El mensaje llegó a sus clientes actuales, un grupo de clientes comprometidos que han seguido su viaje desde el principio, además, impulsó un par de anuncios de Facebook a $5 por día. También reanudó sus tweets, algunos la reportaron como spam y fue expulsada en un grupo de Facebook. “Todo vale la pena” afirma.
La campaña despegó cuando comenzó a vender pedidos a granel en escuelas y clubes como recaudación de fondos. Vendió casi el tercio de su objetivo en menos de un mes y medio. Junto con su hija, entregaba personalmente cada orden y continuaba son sus esfuerzos para cumplir con su objetivo.
“Estamos permitiendo que las personas sepan que vamos a estar aquí o allá, en este momento o para la cena. Hacemos cosas como: si llegas en menos de media hora puedes tener una bomba de baño. Inventamos a medida que avanzamos”.
Contar historias y el éxito
Los éxitos de lisa se han convertido en un faro para los aspirantes a empresarios. Después de su reciente publicación en Grow & Sell, recibió más de 100 mensajes personales en Facebook de personas en busca de ayuda con sus negocio. La pregunta es “¿en qué negocio debería comenzar?” y ella ha contestado “haz lo que amas”. También encontró éxito compartiendo su historia y aconsejando a otros.
"No es necesario ser un genio de la técnica, o entender el código. Si te involucra con la gente, ella querrá ser parte de tu negocio. ¡Sólo cuenta tu historia!"
Su don para crear redes y su espíritu han llamado la atención, tanto que ha logrado construir una hermandad global de mujeres que comparten su vigor empresarial.
“Somos un grupo fuerte, siempre ayudando a otros, por chat o mensajería. Finalmente voy a Estados Unidos, después de todas las bombas de baño, trataré de hacer que otras mujeres estén en el mismo lugar”.
Mientras Honeybunch está al corriente con los pagos al banco, Lisa está a punto de vender la fábrica –asegurándose de tener un acuerdo de suministro fuerte con el nuevo propietario–. Tiene tres ofertas sobre la mesa hoy. Sospecho que no será problema y al hacerlo podrá centrarse exclusivamente en sus tres tiendas minoristas. Tiene un nuevo esquema de elaboración de cerveza, otra alocada aventura en su agenda.
Lisa Jolly está escribiendo su historia, contando su camino a través del marketing, los negocios y las relaciones internacionales. Y sin miedo. No existen lecciones para aprender del éxito. La fórmula es menos matemáticas y más magia.
No tienes que ser especial, sólo debes querer hacerlo realmente, y luego ponerlo en marcha. Sé feliz y detén la cacería de trofeos.
Sobre el autor
Dayna Winter es Storyteller en Shopify. Sigue más cuentas de perros en Instagram que a humanos. Síguela en Twitter.
Más información
- La Cueva del Yogui encuentra el equilibrio migrando de Woocommerce a Shopify
- Historias de éxito- MINI MINU
- El arte de reinventar- el secreto de una pareja de emprendedores para mantener un negocio estacional
- PDPAOLA aumenta sus ventas gracias a la estrategia omnicanal
- Galenika Cosmetics- Farmacia con corazón y ética
- El arte de la moda callejera- cómo Legends League pasó de ser un desahogo creativo a una marca
- Historias de éxito- SunGroovy
- Historias de éxito- Chila Bags
- Loly in the Sky- Pisadas con buena vibra